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El Blog de Yolanda

Daños Colaterales

Ayer me despertó el teléfono.

Era la voz de X, pero no era él quien llamaba, era el remordimiento de conciencia perseguido de cerca por la propia muerte.

Él tenía un mal presagio, creía que era el fin, que si se quedaba dormido ya no despertaría jamás, sentía que se iba, su voz era agonizante, apenas podía hablar, apenas podía respirar y yo viviéndolo al otro lado del teléfono llorando y agonizando con él, con la impotencia y angustia de no poder ayudar a quien  has querido y se muere.

Yo ya no vivo con X, aunque a aquello no se le podía llamar vivir.

X tiene una nueva novia, una novia un poco puta, una novia llamada Cocaína.

X debe de querer mucho a su nueva novia porque pasa mucho tiempo con ella y gasta el dinero que no puede permitirse, y yo, soy la gilipollas que coge el teléfono cuando X quiere hablar, porque la puta de su novia no habla, sólo mata, mata familias, mata parejas, mata ilusiones..., destroza todo lo que tiene a su alrededor.

No puedo más, yo no quiero ser un daño colateral de quien no tiene ya amor por la vida.

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